Participamos en un webinar en colaboración con FAEEM
15 diciembre 2020Entrevista en PERSONAS INFLUYENTES, para RTV Marbella
21 diciembre 2020Cuando era adolescente, al igual que ahora – eso no ha cambiado nada -, lo que más deseaba era ser, tener o hacer lo que el resto de los jóvenes de mi edad hacían pues, de lo contrario, te llamaban “la rara”.
Es cierto que, en esas edades, nada ansias más que no ser el raro. Por tanto, seguir a la “masa” es lo más adecuado para tu estabilidad emocional.
Cuando empecé a trabajar, hace ya muchos años, con tan solo 21, ya me di cuenta de que, el actuar o pensar de manera diferente bien me valió mi primer empleo, cargado de mi primer puesto de responsabilidad.
Genial, pues ser diferente bien me valió aquel puesto, ante muchos candidatos.
Con el paso de los años y, tras variadas experiencias laborales, descubrí que el ser diferente, el tener un “valor diferencial” en competencias, es lo que realmente te hace valioso para estar en un puesto u otro. Me refiero concretamente a puestos de cierta relevancia o responsabilidad.
En esto, no me cabe duda que todos opinamos igual y que no he descubierto nada nuevo.
Pero donde quiero llegar es a otro tipo de puestos de trabajo, en escalafones inferiores. Por ello, quiero llevarte desde aquí a la reflexión.
¿Se valora en la empresa de igual modo a las personas que son diferentes al resto de compañeros, en puestos de más bajo nivel?
Y aquí quiero introducir un pequeño matiz; cuando hablo de “diferentes”, hablo de diferentes, ya no en competencias profesionales, sino en aspectos personales.
Sí, me refiero a si somos capaces de tolerar, en nuestras líneas de producción, en nuestras líneas de distribución, de comerciales, en nuestros equipos de trabajo, en general, a trabajadores que no piensan, actúan y ni viven como el resto de compañeros o trabajadores que componen la línea o el equipo de trabajo.
Me temo que hay mucho miedo a enfrentarnos o tener frente a nosotros a personas que son totalmente diferentes a nosotros. A personas cuyos valores no coinciden con los nuestros, aun a pesar de cumplir con su trabajo como cualquier otro empleado.
Hay aún miedo a enfrentarnos a personas que nos hagan ver las carencias de nuestra empresa, lo que ven que podría ser mejorado, lo que no estás haciendo tan bien como tú creías. Y es que pensamos que, por el nivel profesional que ocupan, no están capacitados ni legitimados para mostrarnos nuestras debilidades.
Hay muchos miedos aún en las empresas a mostrarnos vulnerables, a mostrar nuestras flaquezas, a darnos cuenta de que no somos tan buenos como nos creemos. Hay mucho miedo aún a tener en nuestras plantillas a personas diferentes que no siguen a la “masa”, que no te hacen la pelota y que te dan la razón, por el hecho de que eres el jefe y eres el que le pagas.
Señores/as empresarios y empresarias, ¿os habéis parado a pensar que esa persona que tienes en tu empresa trabajando y que no sigue a la masa, que te dice las cosas que ve y no te da la razón, sin más, tiene mucho más valor que cualquier otro de los muchos que tienes ahí trabajando y que acaba diciendo a todo “ sí, bwana”?
¿O es que crees que a esa persona le gusta jugarse el puesto de trabajo así porque sí?
¿Qué te parece si te dedicaras a tener entre tu plantilla personas que, precisamente, no sean el prototipo de empleado ideal del que antes hablaba? ¿Qué tal si dedicaras una hora semanal a reflexionar, anotar y valorar lo que esos trabajadores pueden aportarte en tus procesos? ¿Y si en ellos estuviera la clave para darle la vuelta a muchas incidencias y problemas que se te repiten en la empresa?
Date cuenta de que los grandes “héroes” de la historia eran personas diferentes. Pensaban de manera diferente y obtuvieron y realizaron hechos diferentes al resto de los mortales.
Por tanto, ¿por qué no atreverte a salir tú también de tu área de comodidad y empezar a pensar y actuar, en este asunto, de una manera diferente? Este es el camino hacia unos resultados distintos en tu empresa.
¿Qué opinas?
¿Qué ganarías si lo hicieras?
Espero que te haga reflexionar aunque sea sólo por un minuto.