Visualiza una barca donde vais ocho personas y una de ellas se mueve porque no está a gusto donde se sentó.

Cuando esto ocurre, la barca se tambalea y, si los demás no estáis atentos y os movéis también, puede que la barca se desequilibre tanto que se dé la vuelta y todos caigáis al agua.

Para que esto no ocurra, tenéis que estar en perfecto equilibrio continuamente y, para ello, es esencial que:

Prestéis atención a lo que necesita el otro para mover su remo.

Confiéis en la capacidad de remo de cada uno.

Veléis porque los impedimentos no frenen el ritmo de remo de la barca.

Deis feedback constructivo cuando veáis que se pierde el destino.

Mantengáis la dirección que acordasteis al principio.

Abordéis con confianza las conversaciones incómodas sobre las diferentes ideas de cómo llegar a puerto.

Valoréis las ideas y el talento de cada compañero de viaje para llegar antes y mejor.

Seáis generosos, humildes y empáticos ante las dificultades que surjan en el trayecto.

Cuando un equipo funciona exactamente como esa barca, es cuando se consiguen los objetivos y los resultados para los que fue creado.

 

“Sólo desde la toma de consciencia y cambio de mentalidad se pueden encontrar soluciones a lo que hoy no somos capaces de resolver.”

¿Os pasan en vuestro equipo u organización algunas de estas cosas?

Cada uno va a su “bola”, por libre. No hay sentimiento de pertenencia.

No hay confianza para pedir ayuda y la gente critica a la espalda.

La comunicación es escasa o nula.

Los proyectos no salen, se retrasan. El “time to market” siempre se incumple.

Hay lucha de “egos”.

Hay distintos ritmos de actuación.

Los conflictos no se abordan, se tapan y meten debajo de la mesa.

Existen diferencias en las expectativas y prioridades y no se llega a acuerdos.

Hay “agendas B”.

Los objetivos individuales se priorizan al objetivo global.

Cuando pides responsabilidades, la gente “echa el muerto" a otro departamento.

No hay resultados.

Las reuniones son muy largas y no se toman decisiones.

Se toman decisiones pero luego no se ejecutan o se incumplen los compromisos.

Todas estas situaciones dejan en evidencia que el equipo o toda la organización necesita de un nuevo modelo de funcionamiento que les ayude a conseguir resultados diferentes.

Si la empresa quiere cambiar su forma de “Ser y de Hacer” tiene que cambiar desde dentro hacia fuera, y eso se hace a través de un proceso de Coaching, que permitirá transformar al Equipo o al Sistema a una nueva realidad.

¿Qué se consigue en un coaching de equipos? Entre otras cosas:

  • Compromiso en la toma de decisiones.

  • Relaciones positivas entre los miembros.

  • Corresponsabilidad en las responsabilidades.

  • Gestión positiva de los conflictos.

  • Comunicación positiva y eficaz.

  • Decisiones que se ejecutan.

  • Ahorro de tiempo en reuniones y corresponsabilidad en la toma de decisiones.

¿Quieres que tu equipo se transforme en un Equipo de Alto Rendimiento?


¿Quieres que el Comité de dirección de tu empresa sea el germen de la transformación de tu organización?