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Descansar no es solo dormir. Es también darle tregua al pensamiento, suavizar la exigencia interna y permitirnos estar en el presente.
¿Sabes cómo ofrecerle a tu mente ese descanso que tanto necesita?
Tabla de contenidos
¿Por qué nuestra mente no se apaga?
La mente humana está diseñada para resolver, anticipar, protegernos. Pero cuando no hay un espacio consciente para el silencio o la pausa, esa misma mente se convierte en una máquina que no sabe parar. Pensamientos circulares, listas mentales infinitas, preocupación constante, necesidad de controlar…
Muchas veces no se trata de la realidad externa, sino de cómo hemos entrenado nuestro diálogo interno. Y ese entrenamiento, sin darnos cuenta, se convierte en hiperactividad mental.
Pregúntate:
- ¿Me cuesta estar sin hacer nada sin sentir culpa?
- ¿Necesito estímulos constantes (pantallas, noticias, tareas)?
- ¿Estoy resolviendo en mi cabeza lo que aún no ha pasado?
Efectos de la hiperactividad mental en el descanso
Cuando la mente no descansa, el cuerpo tampoco puede hacerlo. Aunque estemos tumbados/as, si la cabeza sigue activa, el sistema nervioso no baja de revoluciones. Esto puede provocar:
- Dificultad para conciliar el sueño
- Despertares frecuentes durante la noche
- Sensación de fatiga al despertar
- Irritabilidad, ansiedad o dificultad para concentrarse durante el día
- Somatización física: tensión muscular, dolores de cabeza, problemas digestivos…
Descansar es también un acto de autocuidado mental. Y como todo cuidado, requiere intención y práctica.
Técnicas para calmar la mente durante el día
No esperes a la noche para relajar la mente. Introducir pequeñas pausas de calidad a lo largo del día puede marcar una gran diferencia:
- Respiración consciente (2 minutos): Detén tu actividad, cierra los ojos si puedes, y lleva toda tu atención a tu respiración. Inhala y exhala de forma lenta y profunda. Nada más.
- Micro-pausas sin estímulos: Sal a caminar sin móvil, observa el cielo, respira al lado de una ventana. No necesitas hacer nada, solo “estar”.
- Escritura libre: Dedica 5 minutos a volcar en papel todo lo que tienes en la cabeza. Sin juzgar. Sin buscar soluciones. Solo para liberar.
- Cuerpo presente: Realiza un escaneo corporal: ¿qué sientes ahora en los hombros, la mandíbula, el estómago? Llevar la atención al cuerpo ayuda a salir de la mente.

Rutina nocturna para preparar la mente para dormir
Una buena noche comienza antes de acostarse. Aquí tienes una rutina sencilla y efectiva:
- Desconexión digital al menos 45 minutos antes de dormir.
- Luz tenue y actividades tranquilas: lectura ligera, música suave, meditación.
- Evita conversaciones difíciles o tareas pendientes a última hora.
- Escribe 3 cosas que agradezcas del día.
- Haz respiraciones lentas y conscientes al entrar en la cama.
Este ritual no tiene que ser perfecto. Lo importante es que le envíe a tu sistema nervioso el mensaje de que ya puede relajarse.
¿Qué pasa si no logro desconectar?
A veces la mente no para porque está intentando protegernos. Quiere evitar que olvidemos algo, o resolver un problema, o anticipar lo que podría salir mal. Pero cuando esa actividad se vuelve constante, deja de ser útil y empieza a ser dañina.
No te castigues si no consigues desconectar. Tal vez tu mente esté intentando decirte algo. Tal vez necesite que la escuches… pero desde la calma.
Pide apoyo si lo necesitas. A veces hablar con alguien profesional, practicar técnicas de relajación o iniciar un proceso de coaching puede ayudarte a reconectar contigo y liberar el ruido mental acumulado.
Reflexión: ¿Qué me dice mi mente cuando no para?
Te invito a que, más allá de intentar “callarla”, te preguntes con honestidad:
- ¿Qué parte de mí está necesitando atención?
- ¿Qué tema se repite porque aún no lo he abordado de frente?
- ¿Estoy respetando mis tiempos o me estoy exigiendo funcionar como una máquina?
Recuerda: tu mente no es tu enemiga. Solo necesita descanso, presencia y espacios de silencio. Y tú puedes empezar hoy mismo a dárselos.
¿Qué vas a hacer hoy para darle un respiro a tu mente?
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