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13 agosto 2021“Lo que una persona aporta en el trabajo debe ser igual a lo que recibe a cambio. La persona busca este equilibrio, producto de una comparación personal más subjetiva que objetiva. Si se siente bien tratado, con equidad, no habrá problemas de motivación”. Stacy Adams. Teoría de la Equidad.
En muchas ocasiones, observamos cómo empieza a bajar el rendimiento e incluso el compromiso de nuestros más fieles empleados y nos preguntamos cómo puede estar sucediendo esto, si siempre fueron nuestro personal de referencia.
Pues sí, esto pasa más veces de las que quisiéramos en las empresas y es la propia organización o el/la directivo/a quien lo provoca sin darse cuenta.
Stacy Adams, en 1965 creó la teoría de la justicia aplicada bajo la consideración de la motivación en el trabajo, que defiende que la motivación es esencialmente un proceso de comparación social en el que se tiene en cuenta el esfuerzo y los resultados o recompensas recibidos por él y se compara con los resultados y los esfuerzos realizados por otros.
Lo explico a modo de metáfora: es como si el empleado llevara en su mente un balance contable, donde va anotando todo lo que considera que va aportando a la empresa (tiempo, esfuerzo, compromiso, adaptabilidad, flexibilidad, etc.) así como lo que la empresa le va aportando a él/ella (sueldo, seguridad laboral, estima, reconocimiento, reputación, etc.) y va todo el tiempo controlando “cómo va el saldo”.
Además, esto tiene que ver con recibir un trato justo en comparación con otros (jefes o compañeros). Si, por ejemplo, ve que ha llegado un nuevo compañero y se le asigna el mismo sueldo que a él, con una antigüedad de 15 años, se sentirá injustamente tratado; o si, por ejemplo, el jefe cambia cada año de coche y a él no se le ha subido el sueldo en 3 años (establecerá comparación entre lo que pagan y lo que se gastan en celebraciones, publicidad, inmuebles, etc).
Todo el tiempo está comparándose inconscientemente, con otros, con el sistema y consigo mismo.
Trabajará para que se le reconozca y ser considerado como el resto de compañeros; aumentará su esfuerzo pero, llegado el momento, si fruto de esa comparación no consigue la equidad que él considera tiene que tener, es entonces cuando piensa:
«Si tú no me reconoces, yo te voy a dar menos».
Es decir, la motivación se verá afectada y empezaremos a ver cómo su rendimiento y compromiso habrán bajado.
Por desgracia, en muchas ocasiones, llegamos tarde a darnos cuenta pues el empleado ya está en un momento de “no retorno”: puede incluso haber roto el contrato psicológico con la empresa.
No sé si, llegado a este punto, se te está pasando por la cabeza algún caso vivido anteriormente y empiezas a entender ciertas cosas de las que pasaron o están pasando. Si es así, te invito a buscar el aprendizaje para el futuro pero, para ello, piensa y trabaja en el presente a través de estas cuestiones:
Si les preguntaras a tus empleados sobre si se sienten en equidad, en relación a lo que aportan y lo que la empresa aporta o hace, ¿qué crees que dirían?
¿Estás dando lo mismo a los que llegaron últimos que a los que llevan muchos años en la empresa?
Te invito a reflexionar sobre tus actos, los de la propia empresa y los de cada empleado en comparación a sus compañeros.
No sé, igual me equivoco, pero tal vez te llevas alguna sorpresilla.
Feliz fin de semana.
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