¿En qué consiste una sesión de coaching?

Hace unas semanas, contactaba conmigo una empresa para solicitarme un proceso de coaching para una de sus colaboradoras. Según me contaban, todo el equipo veía en esa persona una clara necesidad de desarrollarse y mejorar en sus formas de actuar, las cuales hasta ese momento estaban frenando el trabajo en equipo.

Lo primero que hice fue pedir entrevistarme con esta persona a la que llamaré X.

Sus primeras preguntas fueron:

“¿En qué consiste una sesión de coaching?”

“¿Cuáles son los procesos a los que me expondré?”

Pues bien, estas preguntas me dieron pie para explicarle cuál es el primer paso antes de hacer una sesión o proceso de coaching:

 “Mira X, lo primero que haremos es verificar si estás en el momento oportuno para recibir coaching (pues, a veces, cuando éste es solicitado por la empresa, la persona en cuestión no se muestra predispuesta a trabajar en ello)”.

¿A qué me refiero?

El primer objetivo de un proceso y, por tanto, de las sesiones de coaching, es llevar al cliente o coachee a la toma de consciencia sobre su realidad, pues de ello dependerá su motivación y compromiso para ponerse en acción sobre su objetivo futuro.

Es por ello que, normalmente, lo primero que hará un coach antes de la sesión incial es entrevistarse con la persona que va a recibir coaching y ver cuál es su predisposición a recibirlo, pues es importante evaluar el nivel de consciencia que esa persona tiene sobre lo que necesita cambiar o incorporar y para qué lo necesita. De ello va a depender que se implique más o menos en el proceso.

Tras constatar que esa persona está preparada, entramos a realizar la primera sesión de coaching.

Cuando X me preguntaba sobre qué era o cómo funcionaba una sesión de coaching, mi respuesta fue:

“X, principalmente es una conversación, una conversación en la que yo, a través de preguntas y luego a través de otras herramientas (PNL, por ejemplo), te voy a conducir a que tomes consciencia sobre ti misma, respecto a la situación que te trae aquí, e indagar qué frenos tienes (si los hubiera) o qué habilidades, conocimientos o competencias necesitas desarrollar que te están impidiendo llegar donde tú quieres o la empresa te solicita».

En la primera sesión, lo primero que hacemos es crear el clima necesario para que la persona sienta que está en un espacio de confianza y seguridad psicológica, que nos permita indagar y explorar sobre ella y su realidad. Para ello, haremos preguntas sobre sus intereses, sus fortalezas, sus logros, etc.

Además, durante la primera o primeras sesiones, la persona tiene que definir el objetivo sobre el que quiere trabajar. Por ello, durante la conversación, exploraremos junto al coachee el asunto a tratar, que luego se traducirá en un objetivo.

A través de preguntas como “¿Cuál es tu objetivo?”, “¿Qué te gustaría que pasara ahora que no esté pasando?”, “ ¿Cómo quieres estar en X años?”, “ ¿Qué es para ti….?”, etc., llevaremos al cliente a que ponga foco en lo que quiere conseguir y para qué lo quiere conseguir.

Durante la exploración buscaremos cuál es su motivación intrínseca para trabajar en ese objetivo, que le lleve a un alto nivel de compromiso.

Con este fin,  le preguntaremos: “¿Para qué lo quieres conseguir?”, “¿Quién quieres ser o en quién te quieres convertir cuando hayas conseguido ese objetivo?”. De ese modo, llevamos a la persona a que se sienta capaz y empoderada, para ponerse en acción.

Así mismo, durante la sesión, indagaremos en los recursos que tiene o necesita el coachee para alcanzar ese objetivo y, en el caso de que no los tenga, en cómo los puede conseguir.

De igual modo, nos adentraremos en los paradigmas mentales (creencias limitantes) que puede tener instauradas en su mente y que le están llevando a actuar como actúa. A continuación, se trabajará para reprogramar esas creencias (pensamientos limitadores), para que pueda así ponerse en acción sobre lo que antes no era capaz por sí solo/a.

Como síntesis, ante las preguntas “¿Cómo se desarrolla una sesión de coaching?” o “¿Cuál es el objetivo en una sesión de coaching?” te diría que lo principal es llevar, a través de preguntas poderosas (comúnmente llamadas), a la toma de consciencia del coachee para que indague sobre sus comportamientos, las consecuencias y resultados que ellos le producen y cuáles serían las posibles alternativas para la obtención de resultados diferentes, esos que el coachee necesita.

Así mismo, en la sesión se acompañará al cliente en el desarrollo de un plan de acción, a través de esa indagación de posibles alternativas que le provean de los resultados que busca y tras la exploración de su realidad, siempre enfocándonos en su objetivo o meta y enmarcando esas acciones en un plazo de tiempo (del cual se le irá haciendo seguimiento en sesiones siguientes).

Hay gente que me pregunta:

“pero Encarna, ¿se puede retroceder en un proceso o sesión de coaching?”.

Te contestaría: “Nunca”.

En una sesión puede que no haya ningún descubrimiento (toma de consciencia), puede que no te pongas en acción, pero nunca te producirá un efecto negativo, ni te sentirás peor, ni te hundirás. Esto no es una terapia donde vamos a indagar en tus “dolores”. Como profesionales del coaching, nunca dejaremos al coachee en estado de bajos recursos (hundido), sino sólo consciente de su realidad y de que tiene los recursos necesarios dentro de sí mismo/a, para conseguir hacer las cosas de forma diferente.

Así que, ¿miedo? Nunca. Un buen profesional del coaching no permitirá que te “hundas en el fango”.

¿Te surgen más preguntas? Aquí estoy para resolvértelas desde mi experiencia.