Empiezas a leer y, de pronto, te viene a la cabeza ese jefe que en una ocasión tuviste. O ese amigo al que, en vuestras reuniones o cafés, oyes decir cosas como “ ¡si es que no tengo gente que valga a mi alrededor!”; e incluso frases tan fuertes como “tengo un puñado de inútiles conmigo que si no fuese por lo que es, echaba la persiana ahora mismo y me quedaba solo”.
Y de repente, realizas una fuerte inspiración y una rápida expiración, se te aflojan los hombros y el abdomen, y piensas: «¡Uf, menos mal que yo no soy como él!».
¿Qué?
Pues espera un momento. Cuando hayas terminado de leer este artículo, ya me dirás si te da por soltar ese suspiro de alivio, o si, por el contrario, te entra un impulso de huída que te empuja a hacer clic en el extremo superior derecho de la pantalla para cerrar la página rápidamente.
Pues sí: vamos a ver si estamos libres de pecado antes de tirar la primera piedra…
Fáciles de identificar, esos jefes abundan. Hay más de los que debería y de los que desearíamos – sobre todo cuando eres empleado-.
Y así, podría enumerarte infinidad de comportamientos o conductas que seguro tu también conoces. Y tan seguro que desearías no conocerlas…
Pero no te voy a enumerar más, pues creo que todos sabemos de qué tipo de directivos o jefes hablamos.
En resumidas cuentas, son esos que impiden que fluya la tarea en su empresa, que hacen que las cosas se retrasen y retrasen, y que la gente que tienen a su alrededor entre en un estado continuado de desmotivación – con todo lo que ello conlleva, como la falta de iniciativa en el desarrollo de su trabajo -.
Creo que ya tienes información suficiente para saber quiénes son los “cuello de botella” en tu empresa.
O… ¿eres tú el cuello de botella?
Seguro que no, que estamos hablando de otros….
Bien.
Sigo.
En ese exceso de control exagerado de las tareas y de los asuntos, sin saber apenas el significado de las palabras “delegar” y “confianza en la gente”, suele haber :
Y si indagara más, te podría enumerar muchas cosas más que lleva aparejado ese comportamiento.
Ahora quiero dejarte un tiempecillo para que te examines, reflexiones y veas cuánto tienes de eso. Si lo tienes, no te preocupes, tranquilo/a, no pasa nada. Hay muchos que han pasado por ahí y ya han conseguido que ese comportamiento sea parte de su historia.
Aquí te cuento cómo dejar de ser «Cuello de Botella».
Un modo acertado de empezar a actuar es analizando tu forma de comunicarte con tu equipo. Te dejo también con este artículo que te aportará luz a la hora de mejorar tu comunicación interpersonal ➡️ Competencias Interpersonales: El Cómo se Come al Qué.
Y tú, ¿te sientes identificado con ello? ¿Crees que eres o has sido el «cuello de botella» de tu empresa?
Me encantará leer tus comentarios.
Feliz semana.