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¿Y cómo reacciona cuando está trabajando en la asignatura que mejor se le da y más le gusta?
En el primer caso, como es fácil de caer en la cuenta, poco implicado, con poco esfuerzo, aburrido e incluso en actitud apática.
En cambio, en el segundo ejemplo, el niño está encantado, motivado, se esfuerza, aporta, suma a la tarea, se implica, se compromete, no le importa dedicar más tiempo y además es feliz y cuando es feliz rinde más. ¿La razón? Como dice Sir Ken Robinson, porque se encuentra “en su Elemento”, está en estado de flow y ahí, en ese estado, es donde se desarrolla verdaderamente el talento interno de una persona.
Pues si llevamos esta metáfora al mundo de la empresa, lo mismo le sucede a nuestra plantilla de trabajadores.
Por ello empezaría diciendo que…
No hay trabajadores “vagos”, sino trabajadores desmotivados, trabajadores mal ubicados en la tarea y, por tanto, trabajadores poco comprometidos con el proyecto y la empresa.
¿Y a qué se debe esa desmotivación en los trabajadores?
Pues se debe a que no somos conscientes de que, al igual que les pasa a los niños, cuando somos adultos, somos más competentes en un trabajo que nos permite realizar aquellas tareas en las que nos sentimos en nuestro “Elemento”. Esas tareas en las que fluyes, en las que no te cuesta hacer el trabajo, que disfrutas haciendo y en las que pierdes la noción del tiempo y por tanto no te importa dedicarte y comprometerte todo lo que sea necesario y más.
¿Por qué disfrutamos trabajando desde “nuestro Elemento”?
Porque estamos trabajando desde nuestras fortalezas, en lugar desde nuestras debilidades.
Todos traemos de serie en nuestro ADN unas fortalezas y también unas debilidades.
Siendo esto así, aludiendo al ejemplo del niño en la escuela y extrapolándolo a la empresa, sigue sucediendo que muchos directivos y responsables de empresa no son conscientes de lo que pasa entre sus empleados. Sucede que tienen a los trabajadores mal ubicados en su puesto de trabajo, cuando se quejan del bajo rendimiento de su gente.
Pongamos un ejemplo. Pensemos en una persona que tiene una clara orientación al trabajo en equipo y tareas que tengan que ver con interactuar con personas.
¿Cómo es posible que rinda, esté motivada y comprometida, largo tiempo, si la tienes en tareas de control de calidad, haciendo un trabajo sola y encargada sólo de desarrollar protocolos de trabajo?
Imposible que termine desarrollando adecuadamente sus funciones a largo plazo, pues esa persona está haciendo un esfuerzo sobremanera en hacer algo que no es su fuerte, que no está disfrutando, que no es su talento, lo cual a la larga le va a llevar a una pérdida de energía y por tanto de motivación y esmero en su trabajo, que pasará factura a la empresa.
Dicho sea de paso, que puede que el proceso de selección de personal en su momento fuese oportuno o adecuado, pero a veces las personas mostramos talentos posteriormente (que ni uno mismo/a sabe que tenía), que son los que dan lugar a ese “gap” que se produce entre lo que uno/a hace y en lo que es bueno/a.
Aún las empresas se empeñan y hasta invierten en procesos de desarrollo de competencias en sus empleados para que mejoren en sus “áreas de debilidad”, con lo que ello conlleva de gasto de energía, tiempo y dinero, tanto para la empresa como para el empleado, llegando incluso a situaciones en las que el esfuerzo da casi nulos resultados.
¿No sería más fácil plantearse reasignar funciones y reubicar a los empleados en puestos en los que se sientan más competentes y trabajen desde sus fortalezas, en lugar de hacerlo desde sus debilidades?
¿Por qué no empezamos a cambiar el paradigma mental sobre que cubrir unas funciones es para toda la vida de permanencia en la empresa?
¿Cuáles serían los beneficios de que, al cabo de un tiempo de permanencia en la empresa, la plantilla rotase hacia puestos en los que pueden aportar mayor motivación y fluidez en el desarrollo de las funciones (con el beneficio agregado de tener un conocimiento de las funciones anteriores que completaría aún más su competencia profesional)?
Si me estás leyendo como directivo/a o empresario/a, seguramente puedes estar pensando en los inconvenientes, pero…
¿Y si piensas mejor, en los beneficios de hacerlo?
¿Es tan loca la idea que planteo?
Espero, con buena intención, que te lleves este ronroneo en la mente pues, tal vez, de pronto encuentras la solución a algunos de los problemas que tienes en tu empresa.
Si esto te causa dudas, te animo a consultarme , te ayudaré a encontrar el camino... consulting@encarnateruel.com
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